“La selva está en peligro y va a desaparecer si no tomamos medidas“, es una conversación común en el sur de nuestro país, pero ¿sabías que la crianza de ganado tiene mucho que ver en la deforestación? Entérate de éste y otros peligros a los que se enfrenta.
Nuestra selva más preciada, la selva Lacandona, está desapareciendo. A pesar de albergar al 20% de la biodiversidad de nuestro país y ser el hogar de grupos étnicos, está en peligro inminente.
Pese a su riqueza y valor, desde hace décadas la selva se ha enfrentado a la tala clandestina, a incendios forestales, a la explotación no planificada de sus recursos, a la invasión de tierras, a las actividades ganaderas y a la expansión de la frontera agrícola, además de la cacería y el tráfico ilegal de animales. En el 2016 se dijo que más del 70% de la selva había desaparecido, prendiendo todos los focos rojos para este gran pulmón de México.
Pero pese a los alarmantes datos, actividades tan nocivas como la ganadería no cesan, ya que se siguen deforestando grandes cantidades de selva.
Para criar ganado se necesita “limpiar” una zona de la selva, es decir, talar y eliminar la vegetación del área que posteriormente se convertirá en cultivo para el ganado. Una vez que se ha sobreexplotado la tierra, se quema y se renueva la pastura. Si la tierra aún es útil se repite el ciclo de cultivo, de lo contrario se busca otra zona de la selva para deforestar.
Tan sólo en el municipio de Marqués de Comillas, para el 2005 más del 65% de la selva había desaparecido con una tasa anual de deforestación del 4.8% comparada con el 2.3% reportada en 1997. En la actualidad, el porcentaje de área selvática debe ser mucho menor. Si bien se reporta que los ranchos están sobresaturados, la situación se agrava con el tráfico ilegal de ganado, nos referimos a la cantidad de vacas que se cruzan desde la frontera con Guatemala (o Belice para el caso de Quintana Roo) sin autorización ni control sanitario. La SAGARPA menciona que alrededor de un millón de animales por año son traficado de esta manera en Chiapas, también reconoce que el inventario de ganado criado no corresponde con la cantidad real que existe.
Pero sus consecuencias son evidentes, la selva Lacandonda está desapareciendo debido a la ganadería.
La explotación de animales para consumo humano es un peligro para todos, pero en este ecosistema la deforestación perjudica directamente la conducta, diversidad y número de animales nativos. ¿Qué podemos hacer para ayudar a la selva Lacandona? Cambia tu alimentación a una basada en plantas o al menos reduce tu consumo de productos cárnicos e infórmate de dónde provienen. Es momento de ser un héroe para los animales ¡salvemos nuestra selva!
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