De un tiro en la cabeza… como a Óscar Eyraud, Fidel Heras o María de Jesús Gómez Vega, activistas ambientalistas que estorbaban al no permitir que se destruyera la naturaleza.
De un tiro en la cabeza… como a Antonio De la Cruz, Armando Linares o Roberto Toledo, periodistas que trataban de contar la verdad.
De un tiro en la cabeza… como al gallo después de perder una pelea que agonizaba descuartizado, pero aún con un hilo de vida. O como al perro de pelea, donde no tenía sentido curarlo si ya no podía pelear más. Mejor terminar ahí mismo con su vida.
De un tiro en la cabeza… como hizo tu vecino con el gato que le molestaba por las noches.
De un tiro en la cabeza… mataron incluso a Gandhi, Marthin Luther King, Harvey Milk o Malala Maiwand, y solo años después se han valorado sus legados y las causas que defendían.
De un tiro en la cabeza… es la amenaza más constante que recibimos. Nuestro crimen: defender los derechos de los animales. Aunque parezca simple, estamos tocando muchos intereses económicos de explotadores de animales. Y el día que nos den ese tiro, el comentario seguramente más generalizado en redes sociales será que nos lo merecíamos.
Y es que los explotadores, siempre tienen una bala lista, con el ojo puesto en la mirilla. Esa bala irá para el activista si sigue intentando cambiar las cosas. Pero si es demasiado tarde, será para su animal explotado y culpará al activista. El plan es perfecto. Y habrá quien se lo crea.
Tan acostumbrados están a explotar y maltratar, a decidir quien sirve y quien no, quien vive y quien no, que “matan porque se lo merecía.” No importa si es un animal o un activista.
Los cirqueros amenazaban con matar a sus animales si ya no podían tenerlos en jaulas diminutas y maltratándolos para que aprendieran nuevos trucos. Los taurinos amenazan con matar a sus toros si no los pueden torturar en una plaza. Los galleros matarán a sus gallos si ya no los pueden descuartizar en un palenque. Los peleadores de perros… ya no le encuentran uso a sus perros, prefieren matarlos.
Nos quieren hacer ver, que el culpable de esas muertes no sería de sus asesinos, del que apretó el gatillo, de quien los “amaba”, sino que la muerte sería responsabilidad de sus defensores.
De un tiro en la cabeza… quizá consigan matarnos, pero no callarnos.
#AnimalHeroes #DefendemosAnimales