Establecido el 12 de octubre como Día Mundial de los Animales de Granja por la organización estadounidense sin fines de lucro World Farm Animals, esta conmemoración busca hacer eco sobre la crueldad detrás de la industria de alimentos y sus prácticas de producción. Un momento para repensar nuestros hábitos de consumo y enfocar nuestra atención en uno de los animales de granja explotados: la vaca.

De acuerdo a estadísticas de la Food and Agriculture Organization of the United States, son asesinados ochenta mil millones de animales en granjas anualmente, un número que pone sobre la mesa nuestra pasada desapercibida, pero extremadamente violenta, relación con las demás especies animales.

El día de hoy, buscando comenzar la asimilación de dicha relación y el ético proceder a partir de esta, nos centraremos en la vaca, cuya fisonomía y maternidad inmanente -se ha hecho un despliegue ideológico en torno a las vacas y su “inseparable condición de madres”, reduciendo su mera existencia a tal fin, naturalizando así la perpetua inseminación forzada a la que son sometidas- las han vuelto  blanco de transformación en herramientas de producción de leche; a diferencia de otros animales explotados en granjas, la explotación de la vaca es cíclica y es determinada por su estado de gestación: 

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  • Generalmente encerradas, las vacas que ya se encuentran en edad de producción láctea, son constantemente hormonadas y ordeñadas intensivamente.
  • La inseminación artificial es un proceso tortuoso para la vaca, pues se le introduce una pistola de inseminación vía rectal-vaginal.
  • Al nacer su cría, al ternero se le separa de su madre, con miras a hacinarlo, desnutrido y desprovisto de atención maternal, para asesinarlo y convertirlo en carne de ternera. Si es hembra, sufrirá el mismo destino que su madre. Cabe recalcar que la sintiencia de la vaca (y demás animales explotados en granjas) es similar a la humana… Imaginen, arrebatarle a una madre a su hijo cada diez meses -que es la duración de su periodo de producción de leche; se le arrebata a la inmediatez para que sea productiva durante ese periodo- pasado este tiempo, se le insemina nuevamente.
  • Entre las múltiples torturas adicionales registradas, aquí se citan ejemplos develados por diversas investigaciones: nos encontramos con patadas, golpes y maltrato con instrumentos como alicates, palas metálicas y el empleamiento de máscaras de púas aplicadas a las rostros de los terneros, evitando de esta forma, consumir de la leche de sus propias madres, lastimándolas si intentan amamantar. Así como casos de negligencia (dejar morir agónica y lentamente a una vaca después de que su neonato falleciera en su interior para ejercer un ahorro, en lugar de realizar una eutanasia clínicamente recomendada). Incluso, han circulado vídeos en redes sociales de trabajadores de granjas haciendo uso de lanzallamas contra las ubres de las vacas, por nombrar algunos de estos maltratos.

Esto, solo por mencionar breve y puntualmente algunos aspectos de las crueles prácticas que sustentan a la industria láctea. Desde ANIMAL HEROES, hacemos el llamado a consumir alternativas a tales productos, como leches, quesos vegetales y alimentos sustitutivos de la carne (arroz, coco, almendras, soya, proteína de chícharo, quinoa, frijoles, granos, entre otros) y difundir este mensaje, teniendo como objetivo atender coherentemente a la ética y dejar la violencia que hay en nuestro platillo y bebida, a un lado.

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