Será la Suprema Corte de Justicia de la Nación quien analice el caso de la Elefanta Ely, encerrada en el zoológico de San Juan de Aragón en la CDMX. De su estudio, podría decidirse si la elefanta Ely debe ser trasladada a un santuario. 

Hoy más que nunca necesitamos posicionar a los paquidermos como centro de una serie de discusiones urgentes y serias alrededor de su conservación y salvaguardia, lejos de los barrotes de zoológicos, circos o cazadores furtivos. 

De acuerdo a Save the Elephants, entre 2011 y 2013, se produjeron más de cien mil muertes de elefantes a manos de cazadores, quienes buscan sus colmillos, colmillos que son arrancados a hachazos, después de haber asesinado a sus portadores originales a sangre fría, colmillos que acaban en lujosas tiendas de Hong Kong, transformados en estatuas, joyas y objetos de alta gama. A pesar de los constantes esfuerzos por parte de autoridades y organizaciones para detener la cacería de elefantes, el tráfico de marfil -gigantesco negocio de decenas de millones de euros- es una latente amenaza para los 350,000 ejemplares que estima la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas que viven en estado silvestre, habiendo un descenso del 60% de las poblaciones de paquidermos en los últimos diez años.

Ahora bien, la cacería no se enuncia como singular al momento de peligrar a la especie; debemos también pensar en aquellos elefantes que viven enclaustrados en zoológicos, animales que alcanzan hasta los cuatro metros de altura y pesan entre siete y diez toneladas encerrados en minúsculos espacios para el entretenimiento humano. Animales sociales por naturaleza segregados y recluidos a la soledad, con visibles efectos en su salud física y mental.

Un claro ejemplo ocurre en el Zoológico San Juan de Aragón, localizado al norte de la Ciudad de México, donde vive la elefanta africana Ely, quien camina tambaleándose, devora sus propias heces y en repetidas autolesiones, desgasta sus colmillos contra los barrotes de su celda. La etiquetada elefanta más triste de México -algunos titulares afirman que del mundo, de hecho- ha vivido desde el 2012 en el zoológico, en el abandono y entre malos tratos, fotografiada en numerosas ocasiones, evidenciando un palpable deterioro conforme transcurren los años.

Se ha apelado reiteradamente por su traslado a un santuario, obteniendo por respuesta, negativa tras negativa. Se argumenta una supuesta buena salud que además de ignorar cualquier hecho, borra por completo la naturaleza social del animal. 

Pero, por primera vez, llega el caso de un animal encerrado en un zoológico al máximo tribunal de justicia del país mexicano: la Suprema Corte de Justicia de la Nación; esto, para determinar si la elefanta Ely está recibiendo un trato inadecuado y, de ser así, obligar a las autoridades a trasladarla a un santuario. 

La decisión que tome la Suprema Corte podría marcar un hito en la defensa de los derechos de los animales, por lo que se espera que los ministros actúen bajo una mirada no antropocéntrica y velen no solo por los derechos humanos, sino también por la de los otros seres vivos. 

 

En Animal Heroes, extendemos acciones que puedes llevar a cabo para proteger al mamífero terrestre más grande del planeta, desde no asistir a los zoológicos y lugares donde se lucre con los elefantes, hasta no comprar artículos elaborados de marfil. Igualmente, exhortamos a los ministros y ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a velar por la libertad de Ely.