20 de septiembre, 29 de marzo, 1 de abril, 6 de mayo, 6 de junio, 11 de julio… Se puede comenzar a enumerar las múltiples fechas en las que desastrosas volcaduras de camión que transportan cerdos (ni hablar de accidentes que involucran pollos, vacas, caballos y otros animales) han tenido lugar y no acabaríamos. ¿Qué nos dicen estos trágicos eventos, en dónde se faenan, secuestran y golpean animales que ya eran, son y serán torturados? Estos accidentes que podrían significar un costoso corte en el flujo del capital que moviliza a la industria de consumo —en donde las vidas se relegan a mercancías, ganancias o pérdidas— claramente son síntomas, pero ¿de qué enfermedad y cómo se puede tratar?
Es una tarde de domingo en el Paso Exprés, un pesado tráiler vira en un entronque, a la altura de la Avenida Vicente Guerrero, quedándose en el proceso, sin frenos. Momentos después, atravesando una curva en la colonia Lomas de Cortés, el vehículo se desploma hacia su costado izquierdo, arrastrado no solamente por la repentina pérdida de control del conductor, sino también por el peso de las decenas de sollozantes, hacinadas, magulladas y torturadas víctimas transportadas en la parte trasera de la unidad. Más tarde, un estallido marca el nacimiento de un incipiente incendio en la cabina del tractocamión.
Algunos cerdos —especie cuya inteligencia ha demostrado ser comparable a la de los delfines o elefantes y que sienten al igual que cualquier otro animal— desesperados, intentan librarse tras haber quedado aplastados bajo la estructura del camión y sus propias jaulas; otros, murieron en la caída o fueron devorados por las llamas, mientras que los lesionados sobrevivientes deambulaban desorientados y heridos, por la vialidad.
Conocieron la libertad por unos momentos, una libertad con olor a llantas quemándose y a sus hermanos muertos, pues no pasaría mucho tiempo antes de que las autoridades federales y los habitantes de la zona los capturaran con lazos, golpeándolos, pateándolos y tirándolos con extrema violencia, para ser trasladados nuevamente, ahora en camionetas, a la muerte.
Aquella interrupción en el tortuoso camino que atraviesa un cerdo, desde sus primeros días en criaderos hasta su transformación en objeto comestible, además de conllevar un recrudecimiento en la agonía física y mental que somete a los cerdos, evidencia las terribles lógicas cómplices bajo las que operan ganaderos, taurinos, galleros, zoológicos y las fuerzas políticas intestinas de este país, que evitando el mejoramiento de la Ley de Sanidad Animal vigente e impidiendo que se consagre la Ley General de Bienestar Animal presentada por ANIMAL HEROES el pasado 28 de septiembre de 2021 en el Senado de la República, protegen sus intereses económicos.
Por supuesto, estos sangrientos acontecimientos también sirven como lupa alrededor de las acciones de maltrato y violencia que han exhibido las personas ante estos accidentes, en esta ocasión y en anteriores, generalmente, habitantes de aquellas localidades cercanas al lugar del suceso, rapiñando a los animales y asesinándolos con sus propias manos.
Dirigiéndonos a lo más sutil, a lo menos explícito, y a la vez, al componente central y neurálgico de esta maquinaria de producción y distribución que permite el traslado en condiciones inhumanas de millones de cerdos día tras día, nos encontramos con la industria del consumo, que acompasada con la población al alza, incrementa su demanda y por lo tanto, su oferta.
Más personas, más cerdos hormonados y viviendo en desgarradoras condiciones, más camiones, más accidentes. Es una cadena que, inevitablemente, conducirá al desastre del tejido ético, social y ecológico.
Obviamente, esto apenas es una mera y breve aproximación al andamiaje que sostiene este complejo entramado. Una inducción a una historia reforzada por el historicismo de las sociedades, sus éticas, morales y maneras de actuar; una historia que podemos empezar a modificar.
Debemos en primer lugar estar conscientes de la situación en donde estamos parados, evaluar nuestras prácticas de alimentación y releerlas desde alternativas que se opongan al ciclo anteriormente descrito, tomar acción desde nuestra individualidad y hacer uso de nuestra participación política, instándote, desde ANIMAL HEROES a firmar nuestras peticiones y apoyar nuestras inicativas, tanto de Bienestar Animal, como Cárcel al Maltratador, atacando dos ejes principales de una enfermedad, a la que apenas vamos hallando cura.