Descubre las armas de tortura usadas en la tauromaquia: La realidad de la cruel industria taurina
febrero 14, 2024El verano triste: Crónicas de un delfín enclaustrado
abril 18, 2024En esta oportunidad, desmitificaremos algunos de los argumentos más usados por los taurinos para “justificar” la permanencia de cualquier actividad relacionada a la tauromaquia.
Mito: "El toro no sufre".
Realidad: “El toro sufre como cualquier individuo con sistema nervioso central. Sufre desde el momento que es acosado para subirse a un camión, sufre miedo, pánico en el trayecto. Los gritos, la oscuridad, todo eso es procesado por su cerebro como algo desconocido, como algo peligroso”. Comenta María González, veterinaria y co-fundadora del santuario de animales “La Vida Color Frambuesa”, ubicado en España.
Además, el toro experimenta un estrés extremo y sufre dolor físico debido a las heridas infligidas por las puyas, banderillas y estoques. Sumado a estrés psicológico causado por el entorno y la presión de la audiencia agrava aún más su sufrimiento.
Mito: “La tauromaquia es arte y cultura”.
Realidad: Otro mito popular es que la tauromaquia es una forma de arte y cultura que debe ser preservada. Sin embargo, esta afirmación ignora el hecho de que el arte y la cultura no se basan en el sufrimiento y la crueldad hacia los animales. La tauromaquia perpetúa la violencia y la normalización del maltrato animal en nombre del entretenimiento humano.
Según Oscar Horta, miembro de la Fundación Ética Animal y Doctor en Filosofía por la Universidad de Santiago de Compostela, “el hecho de que algo sea una tradición no implica que deba continuar teniendo lugar. Algo puede ser una tradición o un elemento central en una determinada cultura y ser injusto. Hay múltiples ejemplos de esto: la esclavitud, el sexismo, el racismo y otras formas de discriminación”.
Mito: "La tauromaquia es beneficiosa para el toro".
Realidad: Algunos defensores de la tauromaquia argumentan que las corridas son beneficiosas para el toro, ya que les proporcionan un sentido de dignidad y honor. Sin embargo, esta idea es completamente errónea, ya que someter a un animal a sufrimiento y muerte no puede considerarse honorable ni digno. Además, la crianza selectiva de toros de lidia para las corridas ha llevado a la manipulación genética y al sufrimiento innecesario de estos animales.
Mito: “Los toros tienen vida de reyes hasta por cuatro años”.
Realidad: En la ganadería de lidia, donde se afirma que los toros viven en condiciones de lujo, se llevan a cabo prácticas que contradicen el bienestar animal. Éstas incluyen el “lañado”, donde se cortan las orejas de los becerros sin anestesia y el “herrado”, donde se les marca con hierro ardiendo a los siete meses. Estos procedimientos son extremadamente dolorosos y traumáticos para los toros. También se llevan a cabo tientas, donde se prueba a becerros y vaquillas para luego ser usados para reproducir animales que serán torturados hasta la muerte en el ruedo de una plaza de toros, y aquellos que no son considerados aptos, son enviados al matadero. Estas prácticas demuestran que, en realidad, el bienestar de los toros no es una prioridad en estas ganaderías, sino que se prioriza la cría de ejemplares aptos para la lidia.
Mito: “Si no se utilizan para dar espectáculos, la especie se extinguirá”.
Realidad: Este mito es desmentido por expertos. Alba Mendoza, portavoz de “Piztiak”, asociación animalista, señala que el toro bravo no es una especie, sino simplemente el macho de la vaca seleccionado genéticamente para embestir en las plazas.
Laura Luengo, cofundadora y presidenta del santuario de animales “Wings of Heart”, explica que el toro bravo desciende del Bos Taurus y fue creado por humanos para ser sometido, explotado y torturado en la tauromaquia. Sin embargo, sugiere alternativas éticas, como santuarios y reservas, donde los toros puedan vivir en paz y ser cuidados hasta el final de sus días. Estos lugares no solo protegen a los animales, sino que también educan sobre la crueldad de la tauromaquia y fomentan el respeto hacia todos los seres vivos.
Mito: “Los toros son agresivos”.
Realidad: Ninguna raza de toro es intrínsecamente agresiva. Los toros son herbívoros y rumiantes que, ante una amenaza, tienden a huir si tienen la oportunidad. Su comportamiento protector y territorial es común en todas las razas, pero varía según las experiencias individuales y la domesticación. “El ambiente en el que crecen y son criados influye significativamente en su comportamiento, al igual que sucede con otros animales como los perros”. Asegura Laura Luengo. En su santuario “Wings of Heart”, los toros conviven pacíficamente con el personal y muestran comportamientos amigables debido a las experiencias positivas que han tenido.
Es hora de enfrentar la verdad y reconocer que ninguna forma de entretenimiento debería basarse en el sufrimiento y la explotación de seres vivos. Es responsabilidad de todos trabajar hacia un mundo donde los animales sean tratados con compasión y respeto, y donde la tauromaquia sea relegada al pasado como una práctica arcaica y cruel.
Tú puedes hacer que tengamos un México Sin Tauromaquia, firmando aquí: www.mexicosintauromaquia.org