Los taurinos saben desde hace mucho tiempo que la Tauromaquia depende sólo y exclusivamente de unas cuantas personas, ya no de la sociedad. Y un claro ejemplo lo tenemos con lo que sucedió en Sinaloa. Sepa usted que ya en el 2021 se había aprobado en el Pleno Sinaloense la prohibición de la celebración de corridas de toros en el estado. Es decir, los representantes de la sociedad, lo prohibieron. Pero el Gobernador que estaba en curso, afín a las corridas de toros, no firmó la prohibición y nunca entró en vigor. Es decir, una persona, sólo una persona, retrasó lo que era inminente para la sociedad. Tan inminente que, un año después con el cambio de Gobernador, se ha vuelto a votar y se ha aprobado la prohibición, y ahora sí, la entrada en vigor es un hecho irremediable.