Generalmente las supersticiones tienen qué ver con acciones que atraerán buena o mala suerte para quien las realice, por ejemplo, encontrar un trébol de cuatro hojas o pasar por debajo de una escalera. Sin embargo no todas son tan inofensivas. ¿Qué sucede cuando este tipo de pensamiento trae graves consecuencias para la integridad de un ser vivo que tiene capacidad de sentir dolor? Esta es la historia del gato.