Desde épocas prehispánicas, el jaguar ha sido asociado con poder y fuerza. Los Aztecas, Mayas y Olmecas lo trataban con profundo respeto, representándolo en esculturas, pinturas, cerámicas e incluso, con centros ceremoniales en su honor pues lo consideraban símbolo de la naturaleza y creador de vida, y no estaban nada equivocados con esto último.
Al ser el más grande depredador dentro de su ecosistema, el jaguar regula las poblaciones de las especies que captura. Es un carnívoro estricto, con una dieta que abarca a más de 8 especies, sin embargo, también equilibra poblaciones de plantas al consumir mamíferos herbívoros, siendo así como mantienen la integridad estructural de su hábitat; sin ellos la estabilidad de la selva peligraría, trayendo consigo incalculables daños al medio ambiente y por ende, a nuestro bienestar.
El jaguar solía encontrarse desde el extremo sur de Estados Unidos hasta el norte y noroeste de Argentina, sin embargo el número de ejemplares ha disminuido de manera drástica al punto de estar en la actualidad en peligro de extinción. En México se estima que existen alrededor de 4,000 ejemplares, cuando hace apenas 10 años habitaban 10,000. Las poblaciones de jaguar más afectadas se encuentran en la Península de Yucatán, por los planes de desarrollo y colonización de tierras que no los contemplan en lo absoluto.
Sus principales amenazas son:
1. Deforestación y fragmentación de su hábitat.
Se requieren grandes extensiones de territorio para mantener una población viable de jaguares. La deforestación y fragmentación para la ganadería, agricultura y proyectos de desarrollo los han confinado a pequeños espacios, afectando su reproducción y sostenibilidad a largo plazo.
2. La caza y tráfico ilegal
Cazar jaguares, comercializarlos vivos o sus partes es un delito federal, sin embargo, su piel, colmillos e incluso cachorros (usados como animales de compañía) continúan teniendo gran demanda en el mercado negro, careciendo de la protección nacional e internacional necesaria para frenarlo.
Hembra jaguar atropellada mientras huía desorientada de cazadores, su cuerpo presentaba más de 20 perdigones. Fotografía: Twitter
3. Adquisición legal
A pesar de estar en peligro de extinción, la ley en México es tan laxa que es posible adquirir uno si cumples ciertos requisitos. El confinamiento los estresa, deprime y daña profundamente al negarles lo que es natural para ellos. Criarlos en entornos que jamás se compararán a su hábitat natural y tenerlos como animales de compañía, es cruel e irresponsable. Además, en cautiverio raramente llevan una dieta adecuada, viven menos y suelen mutilarles las garras para evitar accidentes, lo cual es doloroso e indigno para el animal.
Castrado, sin colmillos y sin garras fue rescatado este jaguar de un domicilio privado en
Cuernavaca, Morelos por PROFEPA. Fotografía: Xataka
3. La caza de sus presas
La competencia con los humanos por comida deja a los jaguares en una encrucijada, ya que especies dentro de su dieta como venados, pecaríes y jabalíes son cazados sin medida todos los días, orillando a los jaguares a tener que buscar lo que esté a su alcance, y es así como llegan a zonas ganaderas. El ganado para nada es el alimento preferido de los jaguares, pero al no encontrar presas que cazar, se ven obligados a acercarse a estas zonas donde entran en conflicto con los ganaderos y son asesinados.
Sin el jaguar, los bosques y selvas que tantos beneficios nos traen como almacenes de dióxido de carbono y reguladores del clima, no volverían a ser los mismos. De la conservación del jaguar depende la estabilidad de nuestras selvas, es la cúspide de la pirámide alimentaria y el representante de una biodiversidad. Debemos respetarlo y protegerlo.
En ANIMAL HEROES te recordamos que es nuestro deber no contribuir a su comercio, dejemos de fomentar prácticas de crueldad animal y en su lugar exijamos la prohibición de su venta legal y mayor protección para evitar su tráfico ilegal.
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